Chocolate Moon

Los deseos de una pequeña niña a la luna.


Los sucesos que han ocurrido últimamente (después de que la sombra negra desapareció) sólo me lleva a pensar: ¿Necesitamos de un HÉROE para detener a los delincuentes?

¿Han pensado que cada vez que ponemos un pie fuera de nuestra casa, nos estamos enfrentando a una batalla entre la vida y la muerte?

Así es amigos, hay miles de personas “mal intencionados” que están dispuestos a matarnos por un dólar, un par de aritos o la cadena que nos dio nuestra abuelita. Aquellos infelices que nos quitan nuestro celular de última generación, que nos había costado tanto sacrificio. ¡Sí! Esos mismos desalmados que nos robaron nuestro anillo de compromiso, y la única billetera que teníamos con todos nuestros documentos dentro (que luego usan para llamarnos, vigilarnos y extorsionarnos).

¡Basta señores! Ya estamos hartos que los amigos de lo ajeno vivan de nosotros como auténticas sabandijas. Como decía… necesitamos un HÉROE.

Y la pregunta del millón es: ¿Qué clase de héroe defendería El Salvador?

Quisiera que fuera un hombre fuerte con traje ajustado al cuerpo y una máscara, que tenga súper poderes, que pueda volar y tenga un auto negro con blindaje, lanzallamas y artillería pesada. De esos tipo “Marvel” o “DC comics” que viven para proteger la ciudad donde viven.

Pero no… aquí tenemos que conformarnos con los policías… aquellos hombres de azul oscuro que se pasean en pick ups lodosos por todo El Salvador. Debemos admitir que a los individuos no se les da muchos incentivos y han pasado a convertirse en una institución un tanto (lo siento, pero es la verdad) mediocre.

Es difícil manjar tanto “maleante” y pandillas diseminadas por todo el país. Pero… ¿Qué hacemos nosotros para ayudar un poco a los policías? NADA, vemos las noticias y nos limitamos a un: “Que fea la situación”.

¿Cómo podemos exigir si nosotros no hacemos nada para cambiar la situación? Seguramente se preguntarán ¿cómo podemos ayudar? No es tan difícil, hay un aparato que se llama teléfono, y sirve para “salvar distancias”, marcamos el 911 y hacemos nuestra denuncia, con completo “anonimato”.

Y aparte… tenemos el arma más grande y efectiva que una pistola, metralleta, bazuca, granada, o mina… tenemos… la oración. Una oración puede cambiar el alma más oscura, si pedimos con fe, podemos salvar a esta gente (mareros, marosos, pandilleros, maleantes, criminales, o como quieran llamarles) y salvarnos a nosotros mismos.

¿Es difícil? No, es mucho más fácil que el teléfono, más fácil que encender la computadora, más fácil que mandar un SMS, sólo junta tus manos y el mayor héroe que existe, responderá tu llamado.